viernes, 17 de junio de 2011

Influencias motivantes en una base existencial.

Teilhard de Chardin
La complejidad creciente . El cosmos debe entenderse como creciente hacia lo complejo, como un vector orientado. De igual manera con el hombre, lo que se manifiesta con su actividad intelectual. La materia es como una consciencia ausente. Solamente una existencia orgánica muy organizada , como la del hombre puede ser capaz de tener consciencia de su existencia. Así mismo la sociedad es un organismo , similar a las células que componen un ser más complejo ,consecuentemente tiende al mismo comportamiento general. Como se ve, es coincidente con la evolución de los seres vivos, una teoria que tiene otra base, puesto que T de Chardin tiene una base religiosa.
Es en ese aspecto donde termina mi coincidencia , puesto que es coherente para mi todo lo anterior, pero el objetivo final no es conocido , mientras que para la religión termina en Dios, un ser superior. En mi caso prefiero desconocer ese objetivo , pero si percibir que estoy en el camino correcto de la existencia.

Los reflejos condicionados , de Pavlov.
Esa comprobación general para los organismos vivos, que permite explicar una acción externa , mostrando el mecanismo por el cual nos generamos , relacionándonos primero con la materia, la relación con el calor, el dolor, los sonidos, los colores, las sensaciones. Por otro lado el aspecto más complejo , el lenguaje, las comprobaciones de la física, el comportamiento ante situaciones determinadas.


Influencias motivantes en una base existencial.

Bertrand Russell en " el conocimiento humano" .

Su exposición respecto a la formación del sentido común, en base a los reflejos condicionados, la captación del lenguaje, el modo ostensivo y el modo inferido. El paralelismo que se observa en este proceso con los actuales microprocesadores es notable. Se puede decir que el humano es autoprogramable, en tanto que los procesadores necesitan al hombre.
Creo que hay evidencias en esto que la raíz del hombre tiene las matemáticas en forma natural. Tanto el lenguaje como la física tienen matemáticas. El hombre vive en la naturaleza, como no tendría una base similar para relacionarse?
Los sentidos, la vaguedad de los mismos , pese a ello se puede conocer la física, relacionarse con el mundo , por medio de dispositivos. instrumentos, etc. que son más objetivos que nuestros propios sentidos.
La psicología, la diferente manera en que perciben un mismo fenómeno dos personas.
Las matemáticas.
Sobre ellas he hablado en otros artículos. Entiendo que toda la física está basada en matemáticas, como he expresado antes, veo las matemáticas en estado salvaje en la naturaleza. Cuando nos relacionamos con la física debemos usar las matemáticas. Son la herramienta de la ingeniería.
En el aprendizaje del lenguaje, están presentes nuevamente. Las relaciones que establecemos en las sentencias se pueden expresar matemáticamente.
En el comportamiento diario, usamos matemáticas en modo informal, o sea, una forma de usarlas sin conocerlas explícitamente . Ese fenómeno es semejante al músico que se expresa mediante un instrumento y lo que aprendió para representar las notas, pero no conoce la base de ello. Es sabido que la música es matemática , explicable totalmente por ella. Muchas personas aprenden música sin saber la teoría matemática lo que indica que se hace uso de ese modo informal del cerebro para tratar con ellas.



El superhombre de Nietzsche.
Este implica una concepción filosófica y una teoría de la historia ajena por completo a las ideas nazis. El hombre al que hay que superar es el que se somete a los valores tradicionales, a la “moral del rebaño”, a la moral basada en la creencia de una realidad trascendente que fomenta el desprecio por la vida, la corporeidad y la diferencia entre las personas. El superhombre sólo es posible cuando se prescinda absolutamente de la creencia en Dios, cuando se realice hasta el final la “muerte de Dios”;
Nietzsche consideró al Estado como una de las mayores perversiones creadas por el hombre; el Estado representa lo abstracto, la conducta del Estado es conducta despersonalizada, trata a los individuos de un modo indiscriminado, y el individuo, cuando se somete a él y se preocupa por él, pierde su individualidad, creatividad y libertad. “Allí donde el Estado acaba, comienza el hombre que no es superfluo; allí comienza la canción del necesario, la melodía única e insustituible. Allí donde el Estado acaba, ¡mirad allí, hermanos míos! ¿No veis el arco iris y los puentes del superhombre?” (“Así habló Zaratustra”).
El superhombre se reconoce a traves de su conducta moral:
1. Rechaza la moral de esclavos: la humildad, la mansedumbre, la prudencia que esconde cobardía, la castidad, la obediencia como sometimiento a una regla exterior, la paciencia consecuencia del sometimiento a un destino o a un mandato, el servilismo, la mezquindad, el rencor.
2. Rechaza la conducta gregaria: detesta la moral del rebaño, la conducta de los que siguen a la mayoría, de los que siguen normas morales ya establecidas; como consecuencia de su capacidad y determinación para crear valores, no los toma prestados de los que la sociedad le ofrece, por lo que su conducta será distinta a la de los demás.
3. Crea valores: los valores morales no existen en mundo trascendente, son invenciones de los seres humanos; pero no todos los hombres los crean, muchos –la mayoría– se encuentran con los valores ya creados por otros, siguen las modas, los estilos vitales vigentes; el primer rasgo del superhombre es precisamente éste: inventa las normas morales a las que él mismo se somete; pero este rasgo no es suficiente para definir al superhombre, pues no vale que cree o invente cualquier valor, además ha de crear valores que sean fieles al mundo de la vida y que le permitan expresar adecuadamente su peculiaridad, su propia personalidad y riqueza.
4. Vive en la finitud: no cree en ninguna realidad trascendente, ni en Dios ni en un destino privilegiado para los seres humanos, una raza, una nación, o un grupo; no cree que la vida tenga un sentido, como no sea el que él mismo le ha dado; acepta la vida en su limitación, no se oculta las dimensiones terribles de la existencia (el sufrimiento, la enfermedad, la muerte), es dionisíaco.
5. Le gusta el riesgo, las nuevas experiencias, los caminos no frecuentados, el enfrentamiento, las pruebas difíciles; no está preocupado ni por el placer ni por el dolor, ni propio ni ajeno, pues pone por encima de ellos el desarrollo de su voluntad y de su espíritu; es duro consigo mismo y con los demás, es valiente, no huye del dolor ni de ninguna forma de sufrimiento: sabe que de estas experiencias puede salir enriquecido, puede crecer.
6. Es contrario al igualitarismo: ama la exuberancia de la vida, le gusta desarrollar en él mismo y en los demás aquello que les es más propio; no tiene miedo a la diferencia.
7. Ama la intensidad de la vida: la alegría, el entusiasmo, la salud, el amor sexual, la belleza corporal y espiritual; puede ser magnánimo, generoso, como una muestra de la riqueza de su voluntad.
8. En conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la vida y el creador y dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre.
“Escuchad y os diré lo que es el superhombre. El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: sea el superhombre el sentido de la tierra. ¡Yo os conjuro, hermanos míos, a que permanezcáis fieles al sentido de la tierra y no prestéis fe a los que os hablan de esperanzas ultraterrenas! Son destiladores de veneno, conscientes o inconscientes. Son despreciadores de la vida; llevan dentro de sí el germen de la muerte y están ellos mismos envenenados. La Tierra, está cansada de ellos: ¡muéranse pues de una vez!” (“Así habló Zaratustra”).
En “Así habló Zaratustra” nos cuenta tres transformaciones del espíritu: cómo el espíritu se transforma en camello, el camello en león y, finalmente, el león en niño. El camello representa el momento de la humanidad que sobreviene con el platonismo y que llega hasta finales de la modernidad; su característica básica es la humildad, el sometimiento, el saber soportar con paciencia las pesadas cargas, la carga de la moral del resentimiento hacia la vida. El león representa al hombre como crítico, como nihilista activo que destruye los valores establecidos, toda la cultura y estilo vital occidental. Y el niño representa al hombre que sabe de la inocencia del devenir, que inventa valores, que toma la vida como juego, como afirmación, es el sí radical al mundo dionisíaco. Es la metáfora del hombre del futuro, del superhombre. “Mas ahora decidme, hermanos míos: ¿qué es capaz de hacer el niño, que ni siquiera el león haya podido hacer? ¿Para qué, pues habría de convertirse en niño el león carnicero? Sí, hermanos míos, para el juego divino del crear se necesita un santo decir “sí”: el espíritu lucha ahora por su voluntad propia, el que se retiró del mundo conquista ahora su mundo.” (“Así habló Zaratustra”).

Mi propia experiencia, al comprobar ese aumento de calidad reflexiva, de intuición de coherencia, cuando experimento el desarrollo intelectual y ejecuto el mismo, cuando compruebo su concreción física.

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